Vacaciones en el infierno (Get the gringo. Adrian Grunberg, 2012)

Pese a que Vacaciones en el infierno se defienda por sí solo como un apreciable y divertido thriller de acción cargado de humor , es posible que su mayor interés no esté en lo que es o en lo que muestra, sino en lo que lleva implícito : la ópera prima de Adrian Grunberg como director puede entenderse como una metáfora del estado en el que se encuentra la carrera de su protagonista , el otrora laureado Mel Gibson , cuyo personaje vive aquí una odisea de tortura, redención y sacrificio tan del gusto de la estrella. Y no sólo es una historia que se pliega a sus filias personales, sino que, como he dicho, se convierte casi en un reflejo de lo que está atravesando en su vida privada: tenemos a un tipo que ha desafiado a la ley y que se encuentra encerrado en una cárcel sin celdas ni barrotes, pero de la que no puede salir (algo parecido al acoso que ha sufrido Gibson por los medios norteamericanos desde que fueron conocidos sus problemas personales); un entorno en el que s