La Tierra contra los platillos volantes (Earth vs. the Flying Saucers. Fred F. Sears, 1956)

En 1989 el italiano Giuseppe Tornatore nos regalaba una película que no por moñas vamos a dejar de querer: Cinema Paradiso se convirtió en una de las cintas más emotivas de finales de los ochenta, una declaración de amor hacia esa gran cosa llamada Cine que tanto ha hecho por llenar las grises vidas de individuos como el que esto suscribe. Aunque me cueste reconocerlo, a servidor todavía se le escapa la lagrimilla cuando ve ese desfile final de besos robados y otrora prohibidos por la vomitiva censura fascista. Pero ese es otro tema… En ese mismo 1989 Joe Dante andaba metido en una cinta que me gusta aún más que Cinema Paradiso , esa delicatessen que fue No matarás al vecino ( The 'burbs ) y que mantiene su efectividad por mucho que pasen los años. Pero Dante, quien apuesto a que está aún más enamorado del cine que Tornatore, se permitió el lujo en 1993 de estrenar su propia carta amorosa dedicada al celuloide, posando su mirada sobre un cine menos prestigioso